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2023 Mensaje del día de la Gente del Mar

El Dicasterio para el Servicio del Sasarrollo Humano Integral ha designado el segundo domingo de julio como Día de la gente del mar. Invita a pastores y laicos de todo el mundo a orar por la gente del mar. También la Comisión Católica del Japón para Refugiados y Migrantes llama a todos a orar por los marineros y sus familias.

 

Voces de las personas que trabajan en el puerto.
“El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen.” (Ex.3:9)

En los últimos años, el mensaje del Día de la gente del mar se ha compartido centrándose en la situación y las necesidades de la gente del mar que llega a los puertos japoneses. Japón que está rodeado por el mar, hay muchas personas involucradas en el trabajo de los puertos. La industria portuaria es la piedra angular del suministro de energía y el transporte de mercancías, y es un lugar de trabajo público que sustenta la economía nacional.
En primer lugar, debemos reconocer que es una actividad que juega un papel importante en el transporte estable de carga de importación y exportación. Un puerto es un punto de contacto para el comercio con el mundo y una ventana que sustenta nuestras vidas.
Este año, tuve una conversación con los miembros principales de la pastoral de la gente del mar y pensé que sería oportuno si pudiésemos ampliar nuestros horizontes y compartir las experiencias de quienes trabajan en los puertos japoneses. Escuchar sus voces nos ayudaría a comprender y valorar más la importancia del mar y de los puertos como puerta de comunicación con otros países.
Por eso me pareció una buena propuesta, presentar las voces de las personas que trabajan en los puertos. Al compartir con ellos, recibí algunas impresiones que hasta ahora no me había percatado suficientemente. Por eso les comparto algunas cosas que más me impresionaron.

Una persona me habló de extranjeros que venían en los barcos como trabajadores y al bajar en los puertos del Japón, compraban mercancías para vender en otros países sin declararlas en la aduana. Pensando cuáles podrían ser los motivos para realizar tales actividades ilegales, se dió cuenta de que una de las causas eran la pobreza económica y los bajos salarios de los marineros.
Inspirados por las palabras bíblicas del amor universal al prójimo, las antipatías y los prejuicios sobre ciertos extranjeros desaparecieron gradualmente. Gracias a la fe pudo acoger a los extranjeros con un corazón más misericordioso, comprender que trabajan con un salario bajo y muchísimas horas sin descanso. Que todos somos débiles y pecadores, y ante la necesidad para sobrevivir buscan todos los medios posibles para sostener a sus familias.

Otra persona trabaja para una agencia naviera, que prepara y maneja el papeleo, cuando los barcos extranjeros hacen escala en un puerto. Decía que recordaba constantemente que había muchas cosas en el campo del transporte marítimo que están más allá del alcance de las fuerzas humanas. Fenómenos naturales, como el clima y las enfermedades infecciosas, que afectan no solo el trabajo sino también la vida y los asuntos internacionales. En estos años, debido a los efectos de la infección del nuevo coronavirus y sus medidas, la situación que rodea a los marineros se ha vuelto extremadamente dura. La gente del mar, que originalmente se encontraba en un ambiente duro de trabajo, en un momento fue abandonada por el mundo, en lo que respecta al control de enfermedades infecciosas.
En un ambiente de trabajo extremadamente duro, hubo muchas oportunidades de percibir la fuerza de la fe de los marineros. Numerosos rosarios colgados en los interruptores y habitaciones, crucifijos, un magnífico icono ortodoxo de la Virgen María en la puerta. De esta manera poco a poco nos dimos cuenta de que los elementos religiosos a bordo del barco, eran manifestaciones de lo que sostiene a los trabajadores del mar. Incluso en las peores condiciones registradas en la historia,a causa de la pandemia, está claro que la fe sostuvo a cada uno de los marineros.

Pensando en el trabajo portuario, actualmente los trabajadores japoneses no son suficientes. Hay escasez de manos de obra para la construcción naval y las fábricas relacionadas, la pesca y el procesamiento de alimentos, por lo que existe una necesidad urgente de aceptar extranjeros. Esto es también importante para revitalizar las ciudades portuarias.

Incluso en las peores condiciones registradas en la historia, los jóvenes vietnamitas, indonesios y filipinos trabajan en las fábricas de procesamiento de alimentos y en los astilleros de los puertos. Sus empresas cooperan de tal manera que los trabajadores puedan adaptarse a la situación laboral. Para eso proporcionan buena vivienda y ofrecen educación adecuada para que se conviertan en trabajadores calificados. Brindan medidas de seguridad internas, normas de tránsito y seminarios sobre desastres. Pero lo más difícil para ellos es la nostalgia. Esto, a diferencia de los resfríos, no se sanan con medicamentos. De manera especial durante la pandemia, debido a severas restricciones, no pudieron regresar a sus países de origen.
Por otro lado, la Iglesia ha sido el lugar del encuentro con los demás, de diálogo, de compartir experiencias. Ellos están muy agradecidos. Después de la misa, en el momento de la confraternización, ayuda mucho a no perder la esperanza, compartiendo las comidas de sus respectivos países. En adelante, como Iglesia queremos ydebemos acompañar a estas personas.

El mar y sus puertos, es para nosotros son lugares. indispensables para nuestras vidas. Dirijamos nuestras miradas a los marineros como a los trabajadores portuarios. Oremos por ellos. Que nuestra protectora Stella Maris, Santa María Estrella del Mar, proteja a todos los marineros y trabajadores portuarios.

9 de julio de 2023
Comisión Católica del Japón para Migrantes y Refugiados
Presidente: Yamanouchi Michiaki